Hace algunos días, alguna semana ya, quizá, un amigo me envió un vídeo, sugiriéndome que podía servirme para alguno de mis artículos. El vídeo yo lo había visto hace tiempo, y me reí mucho. Pero no me paré a pensar que, además de pasar casi cinco minutos de lo más divertido, podía servir también para reflexionar sobre cómo educar a los hijos.
Os dejo con el vídeo, que seguro habéis visto ya, pues ha corrido por las redes sociales como la pólvora, y luego comentamos un poco.
¿Os imagináis los momentos previos al vídeo? ¡La que tuvieron que organizar! También me puedo imaginar al padre al verlos. Imagino que la primera reacción pudo ser montar en cólera al ver cómo se han puesto sus hijos, y cómo han puesto la casa. Eso no se ve en el vídeo, pero el padre se lo echa en cara a los niños.
Por otro lado... qué curioso, vivimos en el mundo de Internet, y lo primero que se nos ocurre, ante algo que consideramos puede tener audiencia, es ir corriendo a por la cámara de vídeo para grabarlo. En cualquier caso, lo interesante es la conversación que tiene el padre con sus hijos, tratando de contener la risa al ver semejante cuadro, y al escuchar las respuestas del mayor y cómo el pequeño se somete a las respuestas de éste.
Me parece instructivo que el padre dialogue con sus hijos, salvando las distancias, como si fueran adultos. Podía haberles echado una bronca tremenda, haberles mandado a su habitación castigados... y sin embargo lo que hace es dialogar con ellos pidiéndoles explicaciones por lo que han hecho. Así, les enseña que los actos tienen consecuencias, y que cuando uno decide hacer algo, después ha de hacerse responsable de esas consecuencias. En este caso, la consecuencia de haber hecho un mal uso de la pintura es que esa noche no tendrán zumo para cenar, además de tener que limpiar lo que han manchado. Al principio no quieren asumir el castigo, pero pronto se dan cuenta de que, como les dice el padre, están en serios problemas, y no les queda otra que asumir las consecuencias de lo que han hecho. A pesar de la risa que el padre a veces no es capaz de aguantar, consigue hacerles entender que la situación no es graciosa, que él no está contento y que lo que han hecho no está bien.
Otra cosa que me parece instructiva en el vídeo es cómo, sin que ellos se den cuenta, les "obliga" a decir la verdad. Al principio el mayor echa balones fuera, y carga toda la culpa sobre su hermano. De hecho, dice que él no va a limpiar nada, que lo va a hacer su hermano. Pero poco a poco se va dando cuenta de que eso no le va a servir de nada. Llega un momento en el que es el pequeño el que trata de eludir la responsabilidad, y dice que no se siente culpable. Pero entonces se fija en el mayor, que ya ha entendido, e imita su asunción de responsabilidad. Finalmente asumen, sin dramas ni broncas, que tendrán que limpiar lo que han manchado.
¿Qué os parece? Creo que a veces tratamos a los niños como si fueran tontos o algo así, como si por el hecho de ser niños no pudieran entender una serie de normas, como si para ello hubiera que gritarles, imponerles grandes castigos, encerrarles... Pero... ¿no es mejor una actitud así? ¿No es mejor tratarles como personas razonables capaces de asumir la responsabilidad de sus actos? Pienso que esto es más instructivo, y, a la vez, crea un clima mucho más sano dentro de la familia. Tras una bronca, un niño puede quedar asustado, sin ganas de acercarse a su padre en un buen rato. Y, bronca tras bronca, la confianza puede ir debilitándose. De esta otra manera los niños aprenden a ser adultos, aprenden que en la vida hay que poner límites, que no todo vale, que, como hemos dicho antes, los actos tienen consecuencias y todos debemos asumir la responsabilidad de esas consecuencias.
¿Qué opináis? Me interesa sobre todo la opinión de los que sois padres, abuelos, educadores... ¡Gracias por vuestra participación!