Mi artículo de hoy no tiene una estructura definida.
Simplemente quiero hablar… de ponerle pasión a la vida. Pienso que es algo que escasea, y que a cambio abunda la mediocridad, el aburrimiento, las vidas planas y grises. Yo mismo caigo en ello a menudo. Y porque no quiero que me pase más, porque quiero vivir una vida plena y auténtica, reflexiono sobre ello y escribo al tiempo, sin orden, sin estructura, simplemente escribo. Por cierto, te doy permiso, a ti que me lees, a sacudirme, a zarandearme, si me ves caer de nuevo en el hoyo del pesimismo, en la sima de la mediocridad, en el pozo del abandono.
Todos los días escuchamos a personas que esconden la palabra conformismo detrás de la palabra realismo. Personas que tenían un sueño, y que acaban rindiéndose a lo que ellos llaman la realidad. Personas que anhelaban grandes metas, y acaban conformándose con un sueldo a final de mes y un horario estructurado. ¿Te pasa a ti? ¿Amas algo, alguna actividad, y no te dedicas a ello? Si es así, no le llames realismo. Deja de engañarte, y llámalo por su nombre: conformismo.
Si tienes un sueño, si hay algo que amas, lucha por ello, dedícale horas, esfuérzate, sacrifícate, pon todo tu empeño, toda tu ilusión, toda tu pasión, en sacarlo adelante. En este país ya hay demasiados funcionarios, ya hay demasiadas personas con trabajos fijos, ya hay muchas, demasiadas, personas que no viven enamoradas de lo que hacen. Demasiadas personas que no arriesgan, demasiadas personas que se han conformado, porque luchar por alcanzar su sueño requería demasiados esfuerzos. ¡Vamos a salir, tú yo yo, de ese círculo triste y gris! Vamos a ponerle un poco de gracia a la vida, un poco de pasión, un poco de locura. Sí, locura, ¿por qué no? Pienso que es la única forma de alcanzar la felicidad.
Algunos me diréis, "ya, pero yo necesito dinero para vivir, y esa actividad que tanto me gusta no me da dinero". Pues entonces, búscate un trabajo que te proporcione ese dinero... pero no abandones esa actividad que amas. En cuanto salgas del trabajo, dedícate a ella, échale horas, pon en ella toda tu pasión. Si te gusta escribir, escribe. Y si para ganar tu sustento escribir no es suficiente, busca ese dinero en otro lado, pero no dejes de escribir. ¡No te conformes! Antes o después acabarás viviendo de lo que escribes. Pero sólo lo conseguirás si pones en ello todo tu empeño, aunque cueste, aunque requiera sacrificios, aunque tengas que dormir menos. Vive enamorado de lo que haces, y acabarás ganándote la vida con ello. Y de la misma forma que hablo de escribir, hablo de otras actividades. Si te gusta la fotografía haz miles de fotos, si te gusta cocinar métete en la cocina y no salgas hasta alcanzar la excelencia, si te gusta cantar canta, si te gusta viajar estudia para ser guía y recorre el mundo de punta a punta. Pero, por favor, no te conformes.
Han salido, en lo que llevo de artículo, varias palabras a menudo consideradas tabúes. Otras no han salido, pero sobrevuelan el contexto. Sacrificio, esfuerzo, renuncia, entrega, dedicación... Pero, ¡ay!, vivimos en la cultura de lo fácil, del usar y tirar, de lo inmediato. En la cultura del pelotazo. La sociedad nos enseña a dejar de lado todo lo que requiere esfuerzo y dedicación. Si es difícil mejor no intentarlo, no vaya a ser que perdamos nuestro valioso tiempo con ello (mejor dedicar ese tiempo tan preciado a estar tirado en el sofá, frente al televisor, con el cerebro en modo off, viendo todo tipo de programas basura en los que unos y otros se tiran los trastos a la cabeza). Y tampoco merece la pena algo que requiera tiempo. Tiene que ser aquí y ahora, y si no, no me vale. Hemos borrado la palabra paciencia de nuestros diccionarios. Aprenda inglés en tres semanas; compre este alimento listo para comer en 3 minutos; utilice este método y la rubia del bar caerá en sus brazos en menos de lo que canta un gallo; con nuestro método de entrenamiento lucirá usted los músculos de Arnold Schwarzenegger en menos de un mes; adelgace rápidamente y sin esfuerzo con nuestras píldoras milagrosas... Y así podría extenderme hasta el infinito poniendo un ejemplo tras otro. Todo lo queremos rápido y sin esfuerzo. Y en cuanto deja de servirnos, lo tiramos y a otra cosa (ocurre también, por desgracia, con las relaciones humanas, especialmente las de pareja).
Vivimos también la cultura del aparentar, del vivir para satisfacer las expectativas que otros han puesto sobre nosotros, sin pararnos a pensar si eso es lo que realmente queremos para nosotros. Y, una vez más, utilizamos la palabra mágica para justificarlo: realismo. Realismo para escondernos dentro de nuestro caparazón, realismo para no salir de nuestra zona de confort, realismo para no arriesgarnos a sufrir, realismo porque no soportamos el dolor, porque no soportamos el esfuerzo, porque no soportamos la idea de poder fracasar. Pero el verdadero fracaso está en ocultar, como decía al principio, la palabra conformismo detrás de la palabra realismo. El verdadero fracaso está en no intentarlo, está en no arriesgar, está en no empezar a andar por miedo a caer. Si te caes, levántate, una y mil veces, pide ayuda, inténtalo de nuevo, una vez, y otra, hasta que lo consigas. Pero no te rindas. Y, sobre todo, no te rindas cuando ni siquiera lo has intentado.
Pon pasión a tu vida, deja de vivir la vida que los demás quieren para ti y vive la tuya, pero vívela con mayúsculas. Ríete hasta que te duela, enamórate, siente el placer de empaparte caminando bajo la lluvia, haz un viaje en coche, de muchos kilómetros, sin planificar nada, toma de la mano a alguien que quieres, di muchas veces te quiero, también a tus amigos, contempla muchos amaneceres, haz un regalo sin motivo, simplemente porque sí... ¡Vive! No te dejes seducir por la cultura de lo fácil, de lo inmediato, de lo mediocre. Saca la grandeza que llevas dentro, permítete brillar. Tú te lo mereces, y los que viven contigo se merecen tu brillo. Y recuerda que hay un tiempo para dejar que las cosas sucedan, pero hay otro para hacer que las cosas sucedan. Este es tu tiempo. ¡Haz que las cosas sucedan! Vive la vida, y no dejes que pase sin más.
Todo esto que escribo es también aplicable a las relaciones humanas. Pero para no alargarme más, hablaré de ello en otro artículo. Acabo este con un fragmento de un poema de Benedetti. Espero que te sirva para ponerte en marcha. Y, antes de despedirme, te pido tus comentarios. Con ellos este blog irá creciendo, y, poco a poco, conseguiremos que no sólo sea mío, sino también tuyo. ¿Me ayudas a crecer? ¡Gracias!
No te rindas
que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros
y destapar el cielo.
Mario benedetti.
¡Vamos juntos a destapar el cielo!
P.S.: Recomiendo de nuevo mi artículo "Sal con un valiente". Al fin y al cabo, el valiente del que hablo lucha por esta grandeza de vida.
P.S.: Recomiendo de nuevo mi artículo "Sal con un valiente". Al fin y al cabo, el valiente del que hablo lucha por esta grandeza de vida.
1 comentario:
Magnífico. Pon pasión en tu vida y sal adelante
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