Ayer leí en Internet que había fallecido Cristina Pericas. Una persona totalmente desconocida para mí, e imagino que para la mayoría, sino todos, los que me estén leyendo. Sin embargo, la fuente donde leí el titular de la noticia me impulsó a leer un poco más, a ver el vídeo que dicha noticia adjuntaba, y a enterarme de quién era Cristina Pericas y cuál era su historia. Y al hacerlo, aun no conociendo a Cristina, aun no conociendo a sus padres, lloré y me emocioné. Y recé. Recé por el alma de Cristina, pero sobre todo recé por sus padres, para que sigan demostrando la entereza que han demostrado hasta ahora. Cristina ya les contempla desde el Cielo.
Cristina era una niña de once años que había contraído la enfermedad de la Encefalopatía Espongiforme de Creutzfeldt-Jakob, una enfermedad degenerativa y mortal que va postrando a la persona en la invalidez más absoluta. Cristina fue perdiendo, poco a poco, todas sus facultades. No podía hablar, no podía moverse, no podía llevar una vida en absoluto normal, y su cerebro se iba atrofiando cada vez más. Era la persona más joven del mundo en padecer dicha enfermedad. Dicho así, todo esto parece una historia tristísima, y de hecho lo es. No soy padre, pero puedo imaginarme perfectamente la situación, puedo ponerme en el lugar de unos padres jóvenes que ven cómo a una de sus hijas le diagnostican una terrible enfermedad que le va a arrebatar la vida en menos de un año (finalmente Cristina superó esas expectativas de vida). Imagino perfectamente cómo a esos padres, y a las dos hermanas de Cristina, se les viene el mundo encima, y se preguntan "por qué a nosotros". Imagino momentos de dolor y de desesperación, momentos quizá de preguntar a Dios "por qué", momentos de incredulidad y de rebeldía.
Pero cuando uno ve el vídeo que ilustra el artículo, descubre algo que va más allá de todo eso. Descubre a una familia unida por el dolor, una familia con una fe inquebrantable que se agarra a la cruz y decide no dejarse hundir por las circunstancias. Una familia que hace todo lo posible por dar a su hija enferma una vida lo más digna y confortable posible dentro de sus circunstancias. Imagino momentos de verdadera angustia al ver que, poco a poco, la niña va dejando de ser lo que fue y se va apagando. Imagino esos momentos en los que, probablemente, uno siente ganas de abandonar, a uno se le acaban las ganas de luchar más. Pero al ver el vídeo, uno descubre a unos padres con una fe tremenda, unos padres que se levantan una y otra vez, unos padres que hacen viva esa frase de San Pablo, "todo lo puedo en Aquel que me conforta", a unos padres que le sonríen al sufrimiento y a la dificultad, miran a Dios y le dicen, "hágase tu voluntad, Tú sabes más".
Ayer la vida de Cristina se apagó. Pero se apagó aquí en la tierra. Ahora goza de una vida mejor, ahora goza del abrazo del Padre, y desde allí vela por su familia y por todos los que la han acompañado en momentos tan duros y difíciles. Ahora Cristina es un ángel más en el Cielo. Y sus padres, aquí en la tierra, son un ejemplo de entereza y de fortaleza, un ejemplo de cómo la fe mueve montañas y es capaz de sostener en pie a una familia que, en condiciones normales y visto desde un punto de vista humano, se hundiría en la más absoluta desesperación.
Gracias, Juan, gracias Rosa, gracias también a Inés y Marta, las hermanas de Cristina, por este maravilloso testimonio de fe, lucha, entrega y sacrificio. Y, por supuesto, gracias a Cristina, que ahora desde el Cielo vela por los que seguimos peregrinando por este mundo tan complicado y lleno de dificultades, pero trufado también con estas perlas de amor que algunas personas nos brindan y le dan una nota de color a la vida. Gracias de corazón.
P.S.: me he permitido tomar una imagen de Internet, una foto de vuestra familia. Probablemente no lleguéis a leer nunca este artículo, pero si lo hacéis y no creéis conveniente que vuestra foto ilustre mi artículo, sin duda la quitaré. Gracias.
8 comentarios:
Amor, dignidad y mucha fe. Eso es lo que se vive en el hogar de esta GRAN Familia, con mayúsculas, verdadero ejemplo para todos los que les queremos y tenemos la suerte y el privilegio de conocerles.
Hola, soy prima de Cristina. Quería hacerte saber que este artículo ha llegado a nuestra familia. Muchas gracias. La foto es de las mejores y mas bonitas del mundo. Muchas gracias! Bonito artículo.
Muchísimas gracias a ti por tu comentario. Y a toda la familia, por su maravilloso ejemplo. Para mí ha sido muy importante vuestro testimonio. Gracias de verdad.
Conoci a Rosa como profesora de mi hijo y Marta compañera de bachiller,pero cuando Cristina enfermò vinieron a vivir en la gruta cerca del mar,dieron a conocer la enfermedad en un video muy emotivo con la participacion de amigos y familiares...realmente son valientes y transmiten la fè,conmigo lo hicieron.
Gracias por el escrito,me ha llegado!
Me emocionan todos los testimonios que me van llegando. No paro de rezar por la familia, y de dar gracias a Dios por este testimonio tan valioso.
Maravilloso! Son una familia excepcional. Fui alumna de Rosa ysin duda alguna fue una de las mejores. Allá donde quiera que esté el pequeño angelito sin duda alguna siempre brillará!
Hola, soy Marta la hermana de Cristina. He compartido este enlace en facebook, nos ha gustado mucho a toda la familia. Me alegra ver que la horrible enfermedad y estos tres duros aňos puedan enseňar a algunas personas. A veces pienso que una de las misiones de mi hermana era enseňar todo lo que perfectamente describes. Cristina era una niňa valienta y a pesar de las largas estadas hospitalarias y pruebas diagnosticas a las que tuvo que someterse siempre nos regalaba una sonrisa. Es una historia de mucho sufrimiento pero a la vez es una historia de muchisimo amor. El amor todo lo puede, día tras día nos levantabamos para que los días de Cris fueran lo más confortables posibles. Ella se convirtió en el centro de nuestra vida. Ha sido díficil pero cuando crees que ya no puedes más y que no vas a aguantar más, la fe te empuja a que sigas. Ahora Cris no está ya aquí en casa, pero sé que descansa en un lugar mejor y que desde allí es un angelito que nos guiará en estos tan díficiles momentos. Ojalá nunca se olvide esta cruel enfermedad y un día exista una curación para que no tenga que pasar nadie más por esto. Muchas gracias por tu escrito.
Muchísimas gracias, Marta. Me emocionan tus palabras. No os conozco, no sabía que existíais hasta que me enteré de que la vida de Cristina, aquí en la tierra, se había apagado. Pero desde ese día rezo por vosotros, y os tomo como ejemplo de fe, esperanza, amor, entereza... Muchas gracias de nuevo. Que Dios os bendiga.
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